Jorge Luis Borges: Las ruinas circulares
Pocos relatos más enigmáticos y anticipatorios que este, en que alguien sueña que crea a otro y se dedica a soñar y soñar para seguir creando y definir perfectamente qué sueña. Ahora que la ciencia se plantea si la realidad no será solo un holograma, si todo no será sólo un producto de lo que construye la mente humana, relatos como Las ruinas circulares deben ser considerados como una luz primigenia, un brote espectacular de lucidez primordial de una mente liberada y despierta, muy, muy despierta. Porque acaso no se trate de saber si usamos el cerebro plenamente o en qué tanto por cierto exacto, sino de acercarnos a la orilla correcta desde la que poder determinar que lo soñado no está dentro del sueño, de otro sueño, sino que es una creación al menos propia, al menos de uno mismo.