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Mostrando entradas de marzo, 2014

Julio Cortázar: Silvia

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       Los relatos de Cortázar están plagados de misterios, lo que posibilita mil interpretaciones. Buen ejemplo de esto es Silvia . En este relato, Cortázar retoma el tema del fantasma, tan común en la literatura fantástica, para crear a un personaje que solo los niños ven. Pero también un adulto, el narrador, que ha conservado algo de la visión propia de la primera infancia, cuando realidad y sueños son una misma cosa. Los demás adultos no ven a Silvia, no creen en ella, y consideran su existencia algo desdeñable y lerdo, simple como simple creen el mundo de los niños.     Si Cortázar no explica es porque quiere que el lector participe, lee el cuento a su manera, no a una única manera cortazariana -la impuesta por el autor-: así, habrá quien vea en este relato una simple puesta en escena realista sin más y quien vea una puerta abierta a la otra realidad. Si elegimos esta vía, llegaremos a preguntarnos quién es Silvia, si en verdad los niños y el adulto narrador la ven. Per

Julio Cortázar: Después del almuerzo

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       No es fácil mostrar lo que sabemos que, tras una mirada intensa, resultará desagradable. Las deformidades, en nuestra sociedad entregada a lo superficial y lo bello a simple vista, son sancionadas con el desprecio y el rechazo. Parece que cada vez la gente es más guapa -hay menos orejas separadas de la cabeza dramáticamente, al estilo campesino; menos entrecejos como cuerpos de ciempiés; menos taras de nacimiento- y no es menos cierto que cada vez se arregla más y cuida más su aspecto. Sociedad rica la nuestra, que obliga a ocultar y a solo mostrar lo que a nadie extraña.     En este relato hay un chico que sale con un ser que tiene una deformidad que repugna si te fijas un momento. Y, como está cansado de sacarlo a pasear -no importa que el otro sea su hermano-, planea abandonarlo lejos de casa. Quién sabe si los propios padres no sentirán alivio, piensa, semejante al que él experimenta durante los minutos en que lleva a cabo su acto despreciable alejándose del ser i

Julio Cortázar: Bestiario

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       Obligada al incesto o sometida al menos al acoso de su hermano se encuentra una mujer que, vista por una pequeña pariente que la visita durante un verano, sufre en una casa a la que Cortázar se acerca de la mano de la pequeña visitante que al principio no comprende y que, cuando comprende, actúa resolutivamente, como no podía esperarse menos frente a un escenario opresivo y ahogado por lo que ya no es ni será nunca otra vez felicidad -todo lo más, alivio y olvido.    El tema es claro, aunque no se lo remarque con grandes letras deslumbrantes -en lo sugerido se sustentan siempre los mejores relatos cortazarianos-, y el simbolismo claro afecta a todos y cada uno de los elementos que integran el relato: hormigas presas, un insecto verde y capaz de matar al macho durante la cópula, los escenarios cercanos a la casa, el tigre que vaga libre como el odio y mata con seguridad como la más despiadada de las enfermedades. La niña visitante, que solo estará allí un breve tiempo,

Julio Cortázar: Siestas

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     La manera tan personal de narrar, la manera única y tan envolvente de narrar del Cortázar dueño de un mundo propio y una forma de mirar diferente y más profunda late en todo este cuento. No se puede contar mejor el trasvase de la realidad al sueño, la confusión realidad/sueño. Es un todo homogéneo y acechante, sombras que no son sombras y personas que son personas y palabras y una amalgama de gestos y de palabras que confunden, hieren y amenazan. Las láminas crean otra vida real y son vida real más allá de lo que proponen, que se vierte en la realidad oculta de caricias y de descubrimientos del cuerpo y del placer, hasta que agobian y mutan y anulan la vida real, que es solo un adminículo de lo soñado y lo imaginado.     Cortázar pleno en un relato no tan comentado ni celebrado, pero no un relato menor, no un tanteo. Y un relato valiente, poderoso de realidad de adolescentes y de tías fisgonas y castradoras, innegable retrato de personas conocidas, ejemplo de un tiempo y u

Julio Cortázar: Manuscrito hallado en un bolsillo

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       Este es el Julio Cortázar del juego, el que tanto se deja ver en Rayuela, el que no se conforma y busca nuevos senderos misteriosos en la vida cotidiana que limpien los ojos de la tierra conocida. Es el Cortázar lúdico y no por eso menos auténtico, aunque nos guste menos en la historia y siga fascinándonos en la manera de contar, de dejar en suspenso una frase, de sugerir hurtando verbos y acciones.     Seguir el juego cortazariano quizá cueste cuando ya no se tienen veinte años, cuando tanta miseria nos ha llenado de gris la mirada, cuando el paisaje de afuera se presta tan poco al juego y a lo inocente y a unas reglas inventadas solo por uno mismo, pero todo eso también es un síntoma, debe servir para provocarnos y desear modificar algo, por pequeño y fácilmente juguetón que pueda parecernos. Como en todos sus relatos, Cortázar nunca cesó de servirnos pistas para ser más libres y más alegres.