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Mostrando entradas de junio, 2014

Julio Cortázar: El ídolo de las Cícladas

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       La locura que se contagia, que afecta al más cuerdo, al que no tiene duda de qué es lo real, de qué es la realidad, como de lo que es el mar, el aire, la caída al vacío y que hay que evitarla, eludirla, no pensarla, no creerla ni crearla. Un ídolo que capta y embelesa, eso tan loco. Y dos personajes que tendrán que matarse o ser matados.     Argumento que ya hemos visto por culpa del cine, del mal cine acaso, de los guiones en los que prevalece el deseo de sorprender a toda costa, de emocionar mediante el susto, de crear emociones fuertes aunque la lógica haya de salir, loca, por la ventana. Pero que para Cortázar es comunicación con lo ya acabado, lo ya vivido, lo enterrado y dado por muerto, lo que tiene la capacidad de mutarse o de mutarte, pese al instinto del cuerdo, del equilibrado e inteligente, tan alejado del que ya no sabe qué es lo que lo ata a lo común y comunicable.     Solo en Cortázar no hay exageración y el juego es espejo del símbolo que es un espej

Julio Cortázar: Los buenos servicios

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     Sirviéndose de tradicionales elementos de la literatura social y crítica, administrando tan magistralmente como siempre la información de lo que se ha de contar para que nunca deje de existir una zona de penumbra gloriosa, adaptándose sin esfuerzo a la psicología de una vieja criada, Cortázar intervino en otra historia rara, particular, sin explicaciones, y emotiva, contradictoria, entregada al claroscuro: invitando al lector de nuevo a participar, a preguntarse y apuntar una respuesta, porque si no la vieja criada quedará sola, lejos de nosotros, incomprendida.     Frente a tanto relato y tanta novela explicativos , Cortázar intervenía como entre bambalinas, haciéndose notar poco y con mucho respeto por lo contado, por lo narrado y los narrados , compañero y camarada y amigo, nunca ejecutante, nunca falso traductor de lo dicho, nunca espía ni simulador en voz baja o declamador en malísima voz alta, nunca demiurgo, sino cómplice, entendedlo, el que aparece y se desliza y

Julio Cortázar: Reunión con un círculo rojo

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       A Cortázar le gustaba cambiar, le gustaba indagar, mover la perspectiva, trastocarla: no escribía en horizontal, como todos, sino de otras muchas maneras, de todas las maneras posibles. Formaba parte del juego, claro, pero también de la búsqueda, la incesante búsqueda que lo hizo libre y a sus textos siempre nuevos, inmediatos, vivos. Reunión con un círculo rojo tiene mucho misterio, provoca sensaciones punzantes, no deja indiferente gracias a la elección del punto de vista inesperado, que rompe con la horizontalidad, lo conocido, lo vulgar y esperable: esa voz que susurra mientras ocurre lo que esperabas es un logro de autor, claro, y no menos un acierto de quien se atreve y se arriesga, se esfuerza para contar desde donde antes nadie lo hizo, como nadie antes se lo planteó: y desemboca en un relato de miedo, un relato que te arranca un escalofrío real si sigues con atención lo que se muestra ante tus ojos, si comprendes que hay más y que a veces lo que aguarda no se

Julio Cortázar: La noche boca arriba

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       Uno de los mejores cuentos de Cortázar, uno de los más celebrados y recordados, muy justamente: como en Axolotl , hay un viaje de uno a otro, de otro a uno, siendo dos o siendo solo uno, he ahí la confusión, el ser y el perderse siendo, el no encontrarse aunque se sabe que se ha sido. Nada es seguro, la ciencia lo sabe: incluso lo que vemos es solo una interpretación, una acomodación, un velo tras el que hay lo que no vemos y lo que no conseguimos ver y lo que no debemos ver: así, nuestra conciencia tampoco es fiable, además de nuestros ojos, nos dice Cortázar en este cuento, y el que es puede haberse ido sin decir adiós dejándonos en este que acaso no tenemos más remedio que ser. Y quien tenga certeza de que su realidad es la se presenta ante su análisis cabal, que abra de nuevo los ojos y el ojo de la mente, porque nada sabemos que nos aparte de verdades incómodas, de reojos más ciertos que miradas frontales, de intuiciones más agudas que ensayos científicos superados

Julio Cortázar: Relato con un fondo de agua

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      Julio Cortázar leyó con gran placer a Poe, incluso tradujo algunos de sus textos al español. En Relato con un fondo de agua está Poe, el Poe de lo terrible e inevitable, el Poe del terror y del destino insalvable: vendrá la muerte y no podrás evitarla, vendrá la muerte y serás tú, tras su encuentro con ella, la muerte. No me gusta tanto este relato como otros de Cortázar porque parece una adaptación, una acomodación a un mundo no tan suyo, no tan propio: homenaje y muchas frases de las que te paras a releer con ganas, para saborear porque tiene olor a genialidad y a acierto vital inapelable -la entrada de la semana anterior, con un breve fragmento de este mismo relato-, pero también un fatalismo excesivamente literario, con esa voz que cuenta algo impostada y algo fatua, henchida de gloria por sí misma y para sí misma, no acicate sino consumación: es el Cortázar que no deja soñar, sin oque impone un sueño. Y, pese a todo, es tan fácil que la historia se ancle a tu memoria