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Mostrando entradas de marzo, 2018

Julio Cortázar: Reunión con un círculo rojo

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     Y sin embargo me parece que este relato es solo un juego, una exposición de virtuosismo que, como la del jugador en una banda y alejado de la portería contraria, innecesaria. Porque hay un gran acierto en la voz narradora, pero la sorpresa final es floja, tiene algo de impacto gratuito, de giro de autor de categoría inferior a la de nuestro querido Cortázar. Relato más para hacer ejercicio de dedos, ejercicio de planear solo mentalmente, supongo que está donde está porque Cortázar amaba el juego, amaba a veces el escorzo filigranero, la burla rápida, y esta vez no quiso ir más allá.

Adolfo Bioy Casares: La trama celeste

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   La actualidad de este relato resulta pasmosa, tantos años después de haber sido escrito. Me fascina la sencillez de la exposición de un tema tan proclive a lo farragoso. Las explicaciones basadas en textos y pensadores clásicos casi me hace suspirar de alegría: esto es posible, es posible. Sin duda, una literatura clásica que debe mucho a la inteligencia clara y a la lucidez expresiva. Y esa pátina de cotidianeidad que lo vuelve todo más real, con ese fino humor en los nombres y lugares: exquisitez de quien planea y ejecuta limpiando, restando: maestría colosal.     Ahora, en la cadena HBO la serie más novedosa trata del tema de los mundos paralelos. Hace muchos años, Bioy dejó este relato maestro sobre el tema. 

Philip K. Dick: Tiempo desarticulado

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     Hay una cierta ingenuidad reconfortante en este libro, una inocencia en la narración y en la mirada del narrador que invita a recordar la literatura pulp pero también una manera de afrontar el futuro y las verdades muy alentadora, pues recuerda a esas épocas en que todo se fiaba a la palabra dada por alguien (aquello que se llamaba palabra de honor). Aunque la novela ataca a las apariencias y a lo fácilmente visible, a lo fácilmente creíble, tiene su mayor acierto en no hacer alambicado su desarrollo, en no complicar su trama y en develar diríamos que mirando a los ojos, sin trampa ni cartón: Puedes no creer en esto, dice Dick, pero no te he engañado; puede ser un desvarío, pero te lo he contado como lo veo y lo creo. Hay algo de literatura casi de quiosco en esta historia, puede parecer que todo está cogido con pinzas, puede mover al asombro despectivo llegar al final de sus páginas, pero también hay una nobleza que ya casi no se encuentra en la literatura actual, de una