Stephen King: 22/11/63: Humor

 



   El humor es lo primero que aparece en la novela, el humor al que llamaríamos sano, ágil y conquistador, generoso y nada excluyente. Lo utiliza King para asentarnos mejor en la historia y en los personajes, para desdramatizar y para inteligentemente decirnos que algunos hombres pequeños de importancia pueden ser muy importantes en sentidos menos evidentes que los habituales que designan a ciertos tipos como populares y exitosos. El humor no hace ligera la novela, no se trata de un recurso para que sea más liviana, sino un recurso para decirnos verdades sin largarnos crueles discursos que maten de aburrimiento y de obligada solemnidad. No es para esto la novela, parece decir King, eso queda para el ensayo. Y el humor, tan bien medido, es el mejor ingrediente para que nos lancemos al fondo de la historia, nos zambullamos en ella y empecemos a cuestionarnos lo absolutamente establecido y fijado con chinchetas clavadas en la carne de nuestra sociedad actual y sus realidades poco cuestionadas. 
   Sea por lo que sea, con ese humor fino y desmitificador por bandera, la novela arranca adictiva y apasionante. 

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